Las autoridades reguladoras nacionales (ANR) que funcionan correctamente garantizan el acceso a productos médicos seguros, eficaces, de calidad garantizada y asequibles. Sin embargo, los beneficios de su trabajo a menudo no se ven y son difíciles de atribuir, lo que hace que las ANR estén infravaloradas y carezcan de recursos, especialmente en los países de ingresos bajos y medianos. Este documento ofrece tres argumentos clave que las ANR y otras partes interesadas pueden utilizar para abogar por una mayor inversión en el fortalecimiento de los sistemas regulatorios: la regulación de los productos médicos protege eficazmente la salud pública; una regulación eficaz mejora la eficiencia del sistema de salud al aumentar el acceso a productos médicos asequibles, lo que contribuye a la cobertura sanitaria universal; y una regulación sólida fortalece la fabricación farmacéutica local y refuerza el comercio farmacéutico. El papel fundamental de las ANR en los sistemas de salud es indiscutible, pero deben promover mejor su valor para recibir los recursos necesarios para funcionar con eficacia.